jueves, 31 de marzo de 2011

Fotos The Wall Barcelona 29-3-2011

Han pasado dos días desde asistí a el gran concierto que Roger Waters representó en Barcelona dentro de su gira europea "The Wall"
Aún me siento como flotando en una nube y por mi mente pasan una tras otra las imágenes que vi reflejadas en el muro.
Es como si las estuviese viendo en estos momentos y no las quisiera olvidar jamas.
De momento y mientras bajo de la nube, para concentrarme en lo que fue este concierto y preparar unas crónicas... os dejo unas fotografías que hicimos allí, aunque no son todo lo buenas que se podía esperar, hay que tener en cuenta que no se permitía disparar con flash.
Pinchar AQUÍ para ver el pase fotográfico en slide show.
Si quieres pasarlas a tu gusto, pincha AQUÍ

Y como una imagen vale mas que mil palabras, os dejo este vídeo que conseguí grabar.

¡Gracias Roger por este gran espectáculo!

jueves, 24 de marzo de 2011

Roger Waters comienza su gira Europea.

El Lunes 21 de Marzo, con la llegada de la primavera llegó también la tan esperada gira europea de Roger Waters con The Wall.
El primero de los conciertos tuvo lugar en el "Atlantico Pavilión" de Lisboa

Hay algunas variaciones con respecto a la gira Americana, el mas notorio es el cambio del vestuario, se puede ver a un Roger Waters mas acicalado, vestido como nos tiene acostumbrados en sus últimas giras, con chaqueta, zapatos clásicos...en una palabra mas elegante, dejó atrás las zapatillas deportivas con sus cordones sin atar.

Esto no es extraño en él...pero no es tan usual verlo en David Kilmister

En este primer concierto durante la canción "Another Brick In The Wall" estuvo acompañado por los chicos pertenecientes a la asociación cultural de Cova da Moura.

Esta asociación está localizada entre Lisboa y Amadora en el lugar denominado Alto da Cova da Moura, su población fue formada por los primeros colonos que construyeron sus casas sin licencia en los años 70, la mayoría de ellos eran personas que vivían en las antiguas colonias portuguesas en Africa: Angola, Mozambique, Guinea, Cavo verde y santo Tomé.
También podemos comprobar el cambio de los uniformes de la banda en la segunda parte del concierto, hay nuevas proyecciones sobre el muro, mas efectos pirotécnicos etc.

Mirando vídeos de este primer concierto me he alegrado de que Roger no haya hecho ningún cambio referente a las imágenes que aparecen en el muro durante la canción "The Thin Ice"

Aquí está nuestro amigo Beni al minuto 2:20 hasta el 2:42 aunque bastante lejano.

Para los que no tienen prejuicios de ver algo por adelantado...este usuario de Youtube tiene el concierto integro en HD por cierto con muy buen audio.
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Mientras escribo estas lineas, Roger Waters ya está aquí en España...termino de verlo en una corta entrevista en la cadena de TV Antena 3, durante el telediario.
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Han sido solo unos minutos en los cuales ha hablado de su show renovado con todos los adelantos técnicos para presentarlo a las nuevas generaciones, mientras en la pantalla, se sucedían imágenes del macro-concierto.

¡Gracias Roger, te espero dentro de 4 dias en Barcelona!

miércoles, 16 de marzo de 2011

CARTA ABIERTA DE ROGER WATERS.

En 1980, una canción que escribí, Another Brick in the Wall Part 2, fue prohibida por el gobierno de África del Sur porque era usada por los niños negros sudafricanos para reivindicar su derecho a una educación igual. Ese gobierno del apartheid impuso un bloqueo cultural, por así decir, sobre algunas canciones, incluida la mía.

Veinticinco años más tarde, en 2005, niños palestinos que participaban de un festival en la Cisjordania usaron la canción para protestar contra el muro del apartheid israelí. Ellos y ellas cantaban: “¡No necesitamos la ocupación! ¡No necesitamos el muro racista!” En ese tiempo, yo no había visto con mis propios ojos aquello sobre lo que ellos estaban cantando.
Un año más tarde, en 2006, fui contratado para actuar en Tel Aviv.

Palestinos del movimiento de boicot académico y cultural a Israel me exhortaron a reconsiderarlo. Yo ya me había manifestado contra el muro, pero no creía que un boicot cultural fuese una vía correcta. Los palestinos defensores del boicot me pidieron que visitase el territorio palestino ocupado para ver el muro con mis ojos antes de tomar una decisión. Yo acepté.

Bajo la protección de las Naciones Unidas visité Jerusalén y Belén. Nada podía haberme preparado para aquello que vi ese día. El muro es un edificio repulsivo. Está custodiado por jóvenes soldados israelíes que me trataron, observador casual de otro mundo, con una agresión llena de desprecio. Si así fue conmigo, un extranjero, imaginen lo que debe ser con los palestinos, con los subproletarios, con los portadores de autorizaciones. Supe entonces que mi conciencia no me permitiría apartarme de ese muro, del destino de los palestinos que conocí, personas cuyas vidas son aplastadas diariamente de mil y una maneras por la ocupación de Israel. En solidaridad, y de alguna forma por impotencia, escribí en el muro, aquel día:

“No necesitamos del control de las ideas”.

Considerando en ese momento que mi presencia en un escenario de Tel Aviv iba a legitimar involuntariamente la opresión que yo acababa de presenciar, cancelé mi concierto en un estadio de fútbol en Tel Aviv y lo cambié para Neve-Shalom, una comunidad agrícola dedicada a criar pollitos y también, admirablemente a la cooperación entre personas de creencias diferentes, donde musulmanes, cristianos y judíos viven y trabajan lada a lado en armonía.

Contra todas las expectativas, este acto se transformó en el mayor evento musical de la corta historia de Israel. Para asistir, unos 60 mil fans lucharon contra los embotellamientos del tránsito.
Fue extraordinariamente conmovedor para mí y para la banda y, al finalizar el concierto, me vi obligado a exhortar a los jóvenes presentes a exigir a su gobierno para alcanzar la paz con sus vecinos y para que respete los derechos civiles de los palestinos que viven en Israel.

Desgraciadamente, en los años que siguieron, el gobierno israelí no realizó ninguna tentativa de implementar una legislación que garantizara a los árabes israelíes derechos civiles iguales a los que tienen los judíos israelíes, y el muro creció inexorablemente, anexando cada vez más la franja occidental.

Aprendí en ese día de 2006, en Belén, algo de lo que significa vivir bajo la ocupación, encarcelado tras un muro. Significa que un agricultor palestino tiene que ver cómo se arrancan olivares centenarios. Significa que un estudiante palestino no puede ir a la escuela porque el paso de control está cerrado. Significa que una mujer puede dar a luz en un auto, porque el soldado no la dejará pasar hasta el hospital que está a diez minutos de ese lugar. Significa que un artista palestino no puede viajar al extranjero para exhibir su trabajo o para mostrar un film en un festival internacional.

Para la población de Gaza, encerrada en una prisión virtual atrás del muro del bloqueo ilegal de Israel, significa otra serie de injusticias. Significa que los niños van a la cama con hambre, muchos de ellos desnutridos crónicamente. Significa que padres y madres, impedidos de trabajar en una economía diezmada, no tienen medios de sustentar a sus familias. Significa que estudiantes universitarios con becas para estudiar en el extranjero tienen que encontrar una oportunidad para escapar porque no son autorizados a viajar.

En mi opinión, el control repugnante y draconiano que ejerce Israel sobre los palestinos de Gaza cercados y los palestinos de la Cisjordania ocupada (incluyendo Jerusalén oriental), así como la negación del derecho de los refugiados de regresar a sus casas en Israel, exige que las personas con sentido de justicia en todo el mundo apoyen a los palestinos en su resistencia civil, no violenta.

Allá donde los gobiernos se niegan a actuar, las personas deben hacerlo, con los medios pacíficos que tuvieren a su disposición. Para algunos esto significó unirse a la Marcha de la Libertad de Gaza; para otros, esto significó unirse a la flotilla humanitaria que intentó llevar a Gaza la muy necesitada ayuda humanitaria.

Para mí eso significa declarar mi intención de mantenerme solidario, no sólo con el apoyo al pueblo de la Palestina, sino con muchos miles de israelíes que disienten con las políticas racistas y coloniales de su gobierno, uniéndome a la campaña del Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) contra Israel, hasta que otorgue los tres derechos humanos básicos exigidos por la ley internacional.

1. Poniendo fin a la ocupación y a la colonización de todas las tierras árabes (ocupadas desde 1967) y desmantelando el muro;

2. Reconociendo los derechos fundamentales de los ciudadanos árabe-palestinos de Israel en plena igualdad; y

3. Respetando, protegiendo y promoviendo los derechos de los refugiados palestinos de regresar a sus casas y propiedades como estipula la Resolución 194 de las Naciones Unidas.

Mi convicción nace de la idea de que todas las personas merecen derechos humanos básicos. Mi posición no es antisemita. Esto no es un ataque al pueblo de Israel. Esto es, por lo tanto, un llamado a mis colegas de la industria de la música y también a los artistas de otras áreas para que se unan al boicot cultural.

Los artistas tuvieron razón de negarse a actuar en Sun City, en África del Sur, hasta que cayó el apartheid, y hasta que blancos y negros gozasen de los mismos derechos. Y nosotros tenemos derecho a negarnos a actuar en Israel hasta que llegue el día –y ese día llegará seguramente– en que caiga el muro de la ocupación y los palestinos vivan al lado de los israelíes en paz, libertad, justicia y la dignidad que todos ellos merecen.

Fuente: http://imeu.net, 7 de marzo de 2011, traducción para www.sinpermiso.info: Carlos Abel Suárez.